sábado, 3 de septiembre de 2011

¿De que está hecha la confianza?

Sólo la calculadora más pesimista podía imaginar un arranque tan flojo para el proyecto de Chuy Vera en Táchira que ha transitado estas primeras jornadas lejos de las aspiraciones y las responsabilidades del aurinegro.
Ante las molestias de la grada, el técnico ha pedido paciencia. Alegando que confía en su libreto y que tarde o temprano dará resultados. Sin embargo, él mismo ha hecho modificaciones, abandonando la línea de tres y regresando a los cuatro en el fondo, algo que no sé aún si interpretarlo como un intento por arreglar lo que veía descompuesto o si es un síntoma de flaqueza.
Tampoco sería un error echar marcha atrás. Chuy ha demostrado que, con la paciencia que pide, ha podido darle resultados a Estudiantes y a Zamora. Si allá, con plantillas menores, pudo pelear arriba, ¿por qué no lo haría en San Cristóbal?
La responsabilidad queda, en buena medida, en la directiva. Esa que hace tres meses decidió que Vera y su librito era lo que mejor se adaptaba a su equipo y a sus objetivos. En aquel momento, los argumentos iban a corto, mediano y largo plazo, pensando en la transformación del equipo en un club. ¿O firmaron a Chuy pensando en ganar el Apertura? Si es así, con este inicio ya debería estar afuera el merideño. Si la transformación era realmente una intención, Vera, aún tiene a favor las razones por la que lo contrataron. Aún no le ha dado tiempo de demostrar, si acaso, lo contrario.
Los dirigentes andinos demostrarán de que está hecha la confianza sobre Vera. Si sus argumentos hace tres meses eran sólidos, hoy no deberían desmoronarse. Un cambio de timón a esta altura, luego de armar el plantel a pedido del andino, sería una contradicción muy grande. Por eso el título de este texto. ¿De qué está hecha la confianza?

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