sábado, 26 de noviembre de 2011

Con el bombo en contra


Encendidas las luces luego del sorteo de Libertadores, el auditorio de la sede de Conmebol dejó con caras largas a los tres directivos venezolanos. El bombo les había dejado malas noticias y grandes nombres en su camino, el primero de ellos es el del subcampeón de la cita anterior, Peñarol de Montevideo, rival de Caracas en el escalón preliminar a la fase de grupos.
Casualmente, las bolas de dos de los tres equipos criollos fueron sacadas por Roberto Nanni, reconocido ayer como el máximo goleador del torneo pasado con 7 anotaciones, dos de ellos a Petare y otros dos a Táchira. Ayer volvió a hacer empañar el futuro del Aurinegro, aunque ya la estructuración de los bombos adelantaba un futuro difícil, evitando los cruces con equipos ecuatorianos, peruanos o colombianos, mucho más accesibles que los brasileños, argentinos, chilenos o mexicanos, quienes esperaban en otro bombo.
"No sé si sea azar, pero siempre nos tocan grupos difíciles", expresó Karim Assafo luego de una visión general del panorama venezolano y no como representante de Táchira, uno de los equipos menos golpeados por la suerte. En su camino podría estar Corinthians, Cruz Azul y Libertad, tres rivales que le exigirían al Aurinegro recorrer casi 30 mil kilómetros entre viajes. "Para llegar lejos hay que vencer a estos equipos", apuntó el directivo, apelando al coraje y recordando la intención de su equipo de trascender en este torneo.
"¿Quien podría sería Brasil 4?", investigaba Assafo, pocos minutos después de conocer su futuro.
La sala aún estaba llena luego de terminar la transmisión televisiva del sorteo, el ambiente se había relajado y los directivos empezaron a cruzar información con sus posibles rivales. "Táchira es un equipo de mucho abolengo, de mucha historia", alabó Agustín Manso, representante de Cruz Azul a uno de sus contrincantes. Entre sus preocupaciones estaba la conexión aérea hasta San Cristóbal.
"Como todo en Venezuela, viene es ascenso durante los últimos 15 años", comentó Osvaldo Jiménez, gerente deportivo de Peñarol, sobre Caracas, un equipo, "al que hemos visto hacer cosas importantes en la Copa". El directivo acababa de estrechar la mano con Elio Quintal, su rival en la primera fase. "Es uno de los grandes de América", devolvió el elogio el gerente del cuadro caraqueño.
"Supuestamente viene mal, pero sigue siendo un equipo de jerarquía", agregó. Efectivamente, el cuadro uruguayo, quien casualmente viste de aurinegro como el máximo rival Rojo en Venezuela, no cuenta con el mismo plantel que jugó y perdió la final de la Libertadores pasada. "Queda cerca del 50%", aseguró Morena, quien aún busca sustitutos a Martinuccio, Sosa y Mier, tres figuras de ese once quienes abandonaron el país luego del título.
Otra actitud mostraba Akram Almatni, representante de un Zamora que ve su presencia en la Copa como un impulso para seguir creciendo estructuralmente. "Es un grupo muy fuerte", admitió sin vacilar el directivo, quien podía tener que recibir a Boca Juniors -si no pierde el liderato en el actual torneo argentino-, Fluminense y posiblemente a Lanús. "Sería bonito ver a Boca en Barinas", aseguró Almatni, mientras ya comenzaban a desmontar las pantallas de televisión y el imponente estrado que ambientó el acto.
Para él fue imposible establecer contacto alguno, pues el nombre de su equipo era el único de una lista de espacios por definir como Argentina 2 o Brasil 4. "Prácticamente no tenemos nada del panorama", se lamentó Almatni, una queja que conocía bien la organización, al punto que Eduardo De Luca, quien condujo el sorteo, calificó como "una lástima" la incertidumbre que dejan papeles con un país y un número.
En total, el sorteo se completó con apenas el 63% de los puestos ya conocidos y dejó, para el futuro, un duro camino por recorrer. El bombo estuvo en contra ayer, "ahora lo que debemos hacer es luchar para seguir adelante", afirmó Quintal, conocido en la sala por sus nueve participaciones consecutivas. Poco después volvieron a apagar las luces del gran salón y cerraron la puerta. La Libertadores 2012 comenzó a jugarse.

domingo, 20 de noviembre de 2011

La quinta juventud de Castellín


Sobre la ancha espalda del veterano Rafael Castellín se sostienen buena parte de las opciones del nuevo proyecto del Lara, el cual, de la mano de Eduardo Saragó está inmiscuido en una lucha cuerpo a cuerpo con Caracas por el título del Apertura.

El delantero, a sus 36 años de edad, ha mostrado tener el mismo olfato de otras temporadas y con nueve conquistas lidera no solo la tabla de artilleros, también al conjunto crepuscular, que esta tarde visitará a Yaracuyanos en la calurosa San Felipe. Un duelo que el plantel larense ve como crucial, pues ganando hoy asegurarán mantenerse al pie del cañón en la lucha por el primer lugar. "Los delanteros vivimos de los goles", cuenta el goleador monaguense, quien respira una nueva juventud, quizás una cuarta o quinta, sobre el césped del Metropolitano de Cabudare. En 32 partidos del año pasado con Real Esppor, anotó apenas 10 goles, uno menos de los que lleva ahora, con apenas 12 duelos.

"Son muchas cosas las que influyen ahí, el campo de entrenamiento, el equipo que es muy competitivo y viene haciendo las cosas bien, la confianza que me tiene el técnico, todo eso ayuda a que uno pueda hacer goles", relató el oriental, reconocido por sus compañeros como un ejemplo a seguir. "Tu quizás lo ves fuera del campo y no crees que es jugador, por como camina o como habla, pero entrenando se da al 100%. Para mi, es el mejor nueve que ha tenido Venezuela, con permiso de Juan García", afirmó Miguel Mea Vitali, quien comparte vestuario por segunda vez con el delantero. "Yo disfruto teniéndolo como compañero".

Las cosas me están saliendo bien", dijo el modesto Castellín, como si se tratara de suerte. Una opinión muy distinta a la que tiene David McIntosh, rival por varios años en el torneo y ahora compañero suyo en Barquisimeto. "Tiene una capacidad tremenda para jugar de espaldas al arco, mucha fuerza y calidad cuando tiene la pelota en los píes", le describió el veterano defensor, quien también destaca los movimientos en el área y la capacidad para ubicarse de su compañero. "Ya no es tan rápido, pero tiene mucha potencia, mete la mano o mete el cuerpo, y ya cuando se voltea no lo puedes parar", agregó Mea Vitali.

Primero el equipo. Vencido por los elogios de sus compañeros, Rafael apeló por priorizar el grupo, "los goles no servirían de nada si no estuviéramos peleando arriba", sostuvo, recordando lo reñida que está la tabla cerca de la azotea, en donde la diferencia entre Lara y Caracas es de apenas un punto, con cinco partidos por jugar. “En otros años ya con 35 o 37 puntos eras campeón y mira ahora, con 15 por jugar, Caracas tiene 29 y nosotros 28".

Serán cinco duelos en total, pero uno de ellos será aparte, el que enfrentará en dos semanas a los dos contendores por la punta. "Todos hablan de ese partido pero para mi, el de Yaracuyanos es mucho más importante, porque es el que nos va a permitir seguir ahí, en la pelea", opinó Castellín. En ese punto sí coincide con sus compañeros, por ejemplo, Mea Vitali cree que "Yaracuyanos es un equipo durísimo, y por la cercanía geográfica, va a ser un derbi, y esos partidos siempre se juegan con diente apretado, con un cuchillo entre los dientes", y en este caso, con la necesidad de ganar para no darle ventaja al Caracas en esa cerrada lucha por la punta.


FOTO: Cortesía Prensa CD Lara
*Nota publicada en la edición del 20/11/2011 de El Nacional

lunes, 14 de noviembre de 2011

La última noche de Richard Páez

"Cada vez que nombraban a Ricardo yo lo sentía como una puñalada por la espalda", le confesó Richard Páez a su preparador físico Luis Apolinar luego de aquella noche del 20 de noviembre de 2007, la última en la que el merideño dirigió a la selección nacional. A su espalda, gran parte de la grada de Pueblo Nuevo le gritaba: "Saca a tu hijo / saca a tu hijo", un coro que aún retumba en el recuerdo de muchos de los protagonistas de ese duelo. Para Páez, aquel canto "fue el punto de quiebre. Esa noche se les perdió la palabra respeto del diccionario". Por eso, cuentan sus colaboradores, que antes de terminar el partido ya había tomado la decisión de renunciar a la selección nacional. "No más, se acabó", aseguran que dijo desde la raya.
Efectivamente, ese fue el último partido que dirigió Richard Páez y aunque no fuera poca cosa, el resultado pasó a ser lo de menos, pues la victoria por 5-3 "terminó en segundo plano", como el mismo ex seleccionador lo admite ahora, casi cuatro años después y justo antes de que Bolivia vuelva a visitar Pueblo Nuevo.

Un cúmulo de cosas. Si bien Páez sumaba ya casi siete años al frente de la selección nacional, más de un lustro enfrentándose a opiniones disidentes, esa noche la reacción del merideño fue distinta. "Le impactó emocionalmente mucho", afirmó Carlos Saúl Rodríguez, el psicólogo del ese cuerpo técnico. "Lo distinto fue que la crítica ya no era sobre un esquema, sobre un jugador, pasó a ser algo personal, no tenía nada que ver con el fútbol", argumentó Páez.
Para Rodríguez, la reacción tuvo que ver con "un desborde emocional. No era una reacción del momento, si no a una acumulación de cosas, a una suma de reactivos", que detonaron esa noche. "El ambiente venía cargado, la gente no estaba convencida", recordó Leonel Vielma, miembro de esa selección. A eso habría que sumarle, la muerte ese mismo año, de la madre de Richard, según recordó uno de sus asistentes, Ramón Hernández.
Venezuela llegó a San Cristóbal en esa oportunidad con una victoria, lograda en Ecuador, en los tres primeros partidos y justo después de caer apenas por un gol contra Colombia. Aún así, el equipo entró de madrugada a la ciudad y fue recibida por una multitud que "no le decía cosas buenas", como recordó Alejandro Guerra, otro miembro de aquel equipo. "Había un clima de reclamo generalizado, ni siquiera después de la Copa América, en la que por primera vez pasamos a segunda ronda, tampoco el 1-0 en Quito fue visto como un resultado importante. Recuerdo que cuando fuimos a Maracaibo (para enfrentar a Argentina), vimos que algo estaba pasando, la respuesta del público no era buena, no era la que esperábamos", recordó Richard. Según Raymond Páez, asistente técnico, la reacción respondía a una "campaña orquestada", en contra del técnico. "Había mucha presión de la FVF, que no quería al cuerpo técnico y a lo mejor quería salir de él", agregó Apolinar.
El partido tampoco fue sencillo para la Vinotinto, que se vio abajo en el marcador hasta en tres oportunidades, multiplicando el descontento. Fue entonces cuando el seleccionador decidió mover sus piezas. Primero sacó a Luis Vera por Miguel Mea Vitali y luego a Luisma Seijas por Edder Pérez, estallando la ira del público. Adentro de la cancha estaba aún Ricardo David Páez. "La gente lo vio como que sacó al hijo de la ciudad (Seijas en ese momento jugaba en el Deportivo Táchira) y dejó al suyo", recordó el psicólogo Rodríguez, quien asegura que llegó a escuchar: "Si no lo sacas tu lo vamos a sacar nosotros".
"Ese día entendí lo que sentía la gente de San Cristóbal por mi", dijo Seijas, quien asegura que luego de ese partido fue puesto en una disyuntiva, "en la que decían que yo era el culpable de lo que pasó, pero realmente no es así".
Fue cuestión de segundos entre la salida de Luis Manuel y el inicio de los gritos que luego Richard compararía con puñaladas para su espalda. "Saca a tu hijo / saca a tu hijo". El timonel explotó. "La gente nunca confió en Ricardo, a pesar de que él siempre le dio mucho a la selección", opinó Guerra, quien le tocó entrar por el hijo de Richard, cinco minutos después que iniciaran los gritos. "Tranquilo papá, que ya todo esto va a terminar", le habría dicho el volante al técnico al momento de la sustitución.
"Era como una despedida, no sé, quizás intuía lo que iba a pasar", aseguró otro miembro de aquel cuerpo técnico, el coordinador Napoleón Centeno, quien cree que "Ricardo es un excelente jugador, su infortunio es llevar el apellido Páez".
Un gol del propio Guerra y otros dos de Giancarlo Maldonado calmaron los ánimos y sellaron la victoria, la segunda en los primeros cuatro partidos de esa eliminatoria, cumpliendo el objetivo que se habían trazado antes de cerrar el 2007. Sin embargo, el ambiente en el vestuario poco tenía que ver con el de una victoria. "Era una alegría reprimida, como cuando tienes algo que celebrar, pero hay un entierro, te tienes que quedar callado", recordó Rodríguez.

El duro adiós. Pese a que Richard le había confiado a sus más cercanos colaboradores su intención de renunciar, a muchos les tomó por sorpresa enterarse, bien avanzada la noche, que la decisión era firme. "En ese hotel nuestras habitaciones estaban separadas a las del resto y durante todo el tiempo él siempre tuvo la puerta abierta, todos los días menos esa noche", recordó Centeno, amigo íntimo del ex seleccionador Muchos de sus colaboradores intentaron persuadirlo de cambiar la decisión, sin embargo Richard permaneció firme. "No sentí apoyo total, me sentí desamparado. No sentí un apoyo total de los jugadores, ni de la FVF, ni de la gente y entonces sentí que ya había cumplido mi misión".
"A la federación siempre le molestó que no nos tomáramos whisky con ellos, yo nunca me sentí conforme con el trato de parte de ellos, ni hacia nosotros ni hacia los jugadores, siempre estábamos peleando", rememoró Apolinar, quien pocos días después se reunió con Richard, y con el resto de aquel cuerpo técnico, en casa del timonel en Mérida, donde conocieron la decisión final del ex seleccionador. El fin de aquel ciclo había llegado.
Lejos de la turbulencia de aquellos días, Richard ahora es capaz de analizar la decisión con más calma: "Tomé la decisión correcta, fui digno en un país en donde esos valores son tan escasos". Atrás se quedaron casi siete años de trabajo, "en los que convertimos a los jugadores en ganadores", según la opinión de Raymond. "Dejamos un legado eterno", agregó Richard.
"Me dijo que estaba cansado de tanta presión", contó Centeno sobre una conversión en la que el merideño le justificó su decisión. "¿Si era la salida que merecía? No lo sé, pero todas las despedidas son así". Y la de Páez no fue diferente, accidentada, con un estadio casi completamente en contra, luego de un partido en el que el resultado pasó a ser lo de menos. Los gritos de aquella noche aún retumban, la noche del antes y el después de esta selección.

Méndez: "Yo a veces tampoco cantaba el himno"

Mucha agua ha corrido por las gradas de Pueblo Nuevo desde que William Méndez vistió por última vez la camiseta de la selección nacional. "Hoy en día el fútbol es una profesión, en mi época casi nadie lo veía así", cuenta en una cafetería de su San Cristóbal, la ciudad que lo vio nacer y consagrarse como futbolista y que hoy lo reconoce en cada plaza que transita o cada mesa en la que sienta a tomar café.
La nostalgia a veces le gana, y el zurdo afirma que le gustaría poder jugar en la actual selección. ¿No chocaría con Arango? "No creo, porque los estilos son diferentes. A él se le critica porque es muy tranquilo pero es efectivo, por eso está en Alemania, allá no se llega por ser amigo de alguien", dijo.
De ese juego preciosista del que se declara defensor, solo Maestrico González sigue la pista. En el ejercicio de fantasía le tocaría compartir con Fernando Amorebieta, Julio Álvarez y los hermanos Feltscher, caso atípicos para la realidad que a él le tocó vivir. "En esa época eso no pasaba, ningún jugador de afuera quería jugar con la selección", analizó, destacando el aporte que cada uno de ellos le ha dado al equipo. "Que canten o no el himno no los hace mejores, lo importante es la lucha que tengan en la cancha. Yo a veces tampoco cantaba el himno, porque estaba concentrado, y no por eso era menos venezolano".
Justamente dos de esos casos, Amorebieta y Frank Feltscher, han impulsado la ilusión mundialista con dos goles que hoy significan cuatro puntos.
Para Méndez, la evolución de la selección ya da para pensar en una clasificación mundialista. "Quitando a Argentina y a Uruguay, que los veo muy fuertes, Venezuela está en el siguiente lote. Son cinco países por tres cupos, dos directos y el repechaje, y es posible".
Una posibilidad también muy distante a la realidad que le tocó vivir a Méndez. "También el fútbol de ahora es muy distinto, es mucho más rápido, hoy es más de toque. Antes el defensor era para defender y el delantero para meterla, ahora la pelota gira sobre los 11 jugadores, y los 11 defienden, desde el delantero", un concepto en el que considera a España como un equipo vanguardista.
Y así, entre ejemplos del pasado y comparaciones con el presente se va escurriendo Méndez, dueño de una zurda única que aún le ayuda a superar defensas en partidas amateurs.
Dueño moral de una ciudad que le agradeció su entrega a la camiseta aurinegra con una estatua en una plaza que hay que cruzar si se quiere llegar a Pueblo Nuevo. Si se quiere hablar de fútbol en San Cristóbal, es difícil esquivarlo a él.

El pequeño Tomás regresó a casa hecho un hombre


Hace menos de diez años Tomás Rincón se levantaba cada mañana y desde la ventana del apartamento de su familia veía la cancha de usos múltiples de la Unidad Vecinal, el terreno con dos arcos en el que dio sus primeras patadas a una pelota.
Por aquellos días, al ahora jugador del Hamburgo le conocían en los pasillos de su casa como "Tomate", apodo que trascendió hasta llegar a sus amigos y compañeros. Hoy ya son muchos más los que lo reconocen por su apellido, pues es pieza fundamental del andamiaje de la Vinotinto que mañana recibirá a Bolivia en Pueblo Nuevo, la cancha que Rincón visitaba cada domingo de su infancia y a la que volverá a pisar, por primera vez ya como un hombre, como el miembro de esta selección nacional más aclamado en San Cristóbal pues el único hijo de esta tierra presente en la convocatoria.
Para aquel sobrenombre nadie tiene una explicación. Jorge Olivares, quien lo entrenó desde antes de cumplir 10 años de edad hasta los 16, desconoce el origen del mote aunque sí tiene más de una razón para explicar el deslumbrante presente del volante, ya que desde que lo recibió en la escuela Monseñor Arias comenzó a despuntar. Allá aterrizó de la mano de Carlos Maldonado, quien colaboró en un plan vacacional, detectó al joven mediocampista y lo llevó a formar parte del equipo que había sido su rival en la final de su categoría el año anterior, cuando aún jugaba con la Escuela Rodríguez, en el que se inscribió a los cuatro años. Una vez consumado el cambio, coincidió con Leo Colmenares y formó "una máquina", como le describe Olivares quien recordó que esta temporada llegaron a encadenar 27 triunfos consecutivos, anotando 146 goles, 32 de esos firmados por Colmenares, su compañero inseparable.
De aquellos años ya Olivares detectaba en Rincón una actitud distinta: "No sólo manejaba muy bien la pelota, nunca dejaba de pelear, si se la quitaban iba y luchaba hasta que la recuperaba. Entre él y Leo se cansaron de ganar torneos municipales, estadales y hasta nacionales". Esa condición que llevó a Tomás a viajar por todo el país y a tener pasantías incluso lejos, en Francia, Italia, Chile y Argentina.
"Yo tampoco sé, desde que lo conocí lo llaman así", confesó Colmenares sobre Rincón, a quien recuerda haber visto jugar más adelantado que ahora, pues actuaba como volante ofensivo, donde lo colocaba el entrenador Rodolfo Greco, tío de Edgar Pérez Greco. Desde ahí, Leo aprovechó sus primeras asistencias, cuando ambos compartieron en el Pollo a la Broaster Jorn, nombre que heredó el equipo por el patrocinante de aquel año y que lucía en las camisetas. La de Tomás era la 24 en esa primera temporada. De esos años, Colmenares recuerda a un Rincón tranquilo, "muy humilde, respetando sus principios. Siempre ha mantenido eso, por eso ha estado donde está".
Rincón, el mayor de dos hermanos, había evolucionado hasta llegar a ser parte de la selección nacional Sub 15 cuando le tocó afrontar uno de sus mayores retos. "Estábamos regresando a San Cristóbal y le dieron la mala noticia", recordó Colmenares, quien viajaba con él cuando se enteraron que su madre había muerto en un accidente de transito. "Claro que eso le tumbó las alas pero él es un guerrero, adentro y afuera de la cancha", recordó Olivares como Tomás superó aquella situación. Recuperado, completó el ciclo de selecciones juveniles y se convirtió en el cuarto jugador salido de la escuela en jugar profesional, al debutar con el Zamora.
"Quizás es porque le daba pena y se ponía rojo, o porque comía mucho tomate, de verdad no sé", intenta descifrar Olivares sobre el apodo que conserva entre sus más íntimos, en casa de su abuela Teresa.
Desde ahí, mañana saldrá una buena cantidad de personas para ver el regreso del pequeño Tomás a Pueblo Nuevo. Ya no con la camiseta aquella patrocinada por el local de pollo a la broaster, si no con la Vinotinto.
Ya no es un niño, ahora lo llaman por su apellido, Rincón, y no por ese sobrenombre, "Tomate", del que solo su padre, Tomás Rincón, pudo dar una explicación. "Es sencillo, yo era Tomás y él Tomasito, luego tomatico y de ahí tomate".

La foto es cortesía del Prof. Olivares.
*Nota publicada en la edición del 14/11/2011 de El Nacional

viernes, 4 de noviembre de 2011

Quinteros: "La Vinotinto es un firme candidato al Mundial"

El acento sureño delata a Gustavo Quinteros. Nacido la provincia argentina de Santa Fe, el técnico llegó a Bolivia como jugador hace 23 años y se nacionalizó a tiempo para ayudar a clasificar al país andino al Mundial de 1994. Hoy lidera, ya desde el banquillo, un nuevo intento mundialista basado en conceptos muy cercanos a los de César Farías, a quien resaltó más de un par de veces durante la conversación telefónica.

“A diferencia de otros equipos del continente, nuestros futbolistas juegan en su mayoría aquí en el país, y por eso no tenemos el roce internacional", contó el timonel desde Santa Cruz, donde el lunes inició un camino que llevará a enfrentar a la Vinotinto en San Cristóbal con 20 días de trabajo. "Es la única manera, tenemos que trabajar mucho más que los rivales".

-¿Siente que ese trabajo ha dado ya algún fruto?

-Sí, el equipo creció mucho, sobre todo de visitante. Contra Uruguay se jugó bien pero nos ganaron con pelotas aéreas y Colombia nos ganó en la última pelota del partido, por momentos hemos jugado bien pero hay que trabajar más. En ese sentido tenemos una desventaja con Venezuela porque (César) Farías ha hecho un muy buen trabajo por muchos años, nosotros en cambio tenemos menos tiempo.

-¿A qué aspira Bolivia en la eliminatoria, es solo a mejorar o piensan en pelear por el Mundial?

-Nuestra esperanza es pelear. Pero nos ha costado aclimatarnos a La Paz, es difícil jugar algún partido amistoso ahí, ningún equipo acepta, y a nuestros jugadores que están en el exterior o en Santa Cruz, no tenemos la posibilidad de aclimatarlos. Esto es muy diferente a cuando se clasificó, que el equipo se concentró tres meses antes. Ahora s más difícil, aún así, confío en que se puede mejorar.

-Es decir, que lo que se veía como la gran ventaja de Bolivia, también es un problema para ustedes.

-Esperamos que el año que viene podamos acumular más días de trabajo, pero hoy tenemos muchos jugadores de Oriente Petrolero y Blooming que juegan en el llano. El próximo año tenemos cuatro partidos como locales y uno como visitante, esperamos poder fortalecernos.

-¿Qué espera de Venezuela como rival?

-Aparte de tener varios jugadores en el exterior, intenta jugar bien al fútbol. Tiene jugadores como González, Arango, Rondón, Fedor, que tienen buen pie, también tiene buenos delanteros, buenos centrales como Amorebieta, Vizcarrondo, Rey, o el que juegue. Contra Argentina hicieron un buen partido y le complicó con su buen juego aéreo.

-¿Cómo cree que puede ser ese partido en San Cristóbal?

-Venezuela debe arriesgar más, contra Argentina planteó un partido más inteligente, lo trabajó y terminó muy entero físicamente, lo ganó justamente pero aquí debería arriesgar más, presionar más arriba y quizás nosotros encontremos más espacios, podríamos aprovecharlos si no nos metemos atrás.

-¿Cómo ve la eliminatoria? ¿A dónde ve a Bolivia y a Venezuela?

-Sin duda son las eliminatorias más difíciles del mundo. Todos los equipos tienen posibilidades claras de clasificar, aún Bolivia, que tiene esa desventaja de no tener casi jugadores en el exterior. A Venezuela la veo como un firme candidato, tiene mucho tiempo trabajando con una idea clara. A Farías hay que felicitarlo, tácticamente es excelente y ha trabajado muy bien al equipo en lo motivación, hoy en día Venezuela ya no se siente menos que ningún equipo.

-¿Entonces ve a la Vinotinto con posibilidades de ir al Mundial?

-Hizo una gran Copa América, para mi, pudo llegar más lejos. Creo que Venezuela, y no lo digo porque estoy hablando con vos, ha tenido un crecimiento importantísimo, ha jugado con personalidad y con oficio como decimos nosotros, y últimamente ha mantenido un trabajo táctico importante. Para mi, serán los candidatos de siempre, Argentina y Uruguay. A Colombia lo vi muy bien cuando vino y a Ecuador también. Luego Chile es irregular, Paraguay también, en serio, Venezuela en candidato y ojalá haga una buena presentación en la eliminatoria.