lunes, 29 de abril de 2013

Aristeguieta de su propio bolsillo.



“Si hace falta yo pago la opción de compra”, escribió un fanático del Nantes en un foro del equipo en el que hablaban sobre Fernando Aristeguieta. El venezolano llegó a finales de enero al equipo. En Venezuela hubo alguno que le criticó porque pensaba que podía ir a una liga superior. En Francia más de uno tenía dudas porque no se trataba de un delantero veloz. “Qué importa si es lento, lo que importa es que meta goles”, le defendió Gabriel Cichero, su ex compañero en el Caracas y quien ya tenía seis meses en el conjunto canario. Su opinión fue determinante para que el delantero aterrizara en Francia.
A los otros los convenció Aristeguieta. A los que creían que era un error ir al Nantes. No decidió por dinero, privó su interés en hacer del fútbol una carrera a largo plazo y en la Ligue 2 podía dar un buen primer paso. A un par de horas de Normandia, desde donde los Aliados reconquistaron Europa, desde ahí está despegando.
Desde que llegó al oeste de Francia, Cichero se convirtió en su tutor. Allá son vecinos y pasan mucho tiempo juntos. “Quizás si iba a primera división no hubiera jugado porque era joven. Aquí todo lo que se ganó lo hizo con trabajo, nadie le firmó un contrato diciendo que iba a jugar, él se lo ganó”, cuenta el defensor, quien además es muy amigo de Djordjevic, el líder goleador del equipo. Aristeguieta se integró bien en el grupo y en la ciudad. “Lo que uno hace en el campo es reflejo de lo que pasa afuera de el”, comentó Aristeguieta, quien admite estar cada día mas a gusto en la ciudad.
Debutó una tarde en casa del Laval y ya la semana siguiente era titular. “Le va muy bien en los entrenamientos”, relató Cichero. Marcó la jornada siguiente, un doblete contra Le Mans y continuó el ritmo que traía desde el Caracas. Le Havre, Dijon, tres al Chatearoux y Niort. Ocho goles. Si la liga hubiera empezado el día que él aterrizó seria el segundo mejor goleador del torneo.
Cada vez son menos los fanáticos que le reclaman que no sea rápido. Ya incluso se habla de ejercer la opción de compra firmada con Caracas, que lo dejaría tres años más en Nantes. O al menos un par antes de que lo vendan a otro club. Si el equipo termina de cerrar su ascenso –está muy cerca de hacerlo- no va a hacer haga falta que el fanático del foro tenga que poner de su bolsillo.

domingo, 28 de abril de 2013

Viaje de lujo

Infografia realizada por el departamento de Infografia de EL NACIONAL

Tres mundiales bajo el mismo techo


“Papá, yo también cumplí”. Esas fueron las primeras palabras que Joseph Cañas le dijo a su padre luego de clasificar al Mundial de fútbol. Nada más terminar el partido contra Uruguay, el preparador físico de la Sub 17 tomó el teléfono y llamó hasta San Felipe. "Yo también voy a ir a un Mundial", le dijo el ex jugador y ahora licenciado en Educación Física. En el otro lado de la línea estaba Alí Cañas, el primer venezolano en ser parte del cuerpo técnico de una selección en un Mundial cuando fue asistente de Ratomir Djukovic con Ghana en Alemania 2006. El ahora entrenador de Yaracuyanos es el padre de Joseph, pero también el hermano de Gerardo Cañas, el médico de la selección venezolana Sub 20 que jugó el Mundial de 2009.
El destino quiso que tres de los pocos venezolanos que pueden contar que han clasificado a un Mundial coman todos los domingos bajo el mismo techo. En la mesa también se sienta Salomón Cañas, traumatólogo y parte del cuerpo técnico del equipo que ganó en Bolivia en 2009. Por algunos años estuvo ligado a varios equipos profesionales pero ahora ejerce en otro campo.
De acuerdo con Alí, los Cañas son "una de esas familias que tienen toda la vida en Mérida". Ahí nacieron y crecieron, bajo la estricta tutela de Ramón Alí Cañas, un ex defensor central de varios equipos en Mérida cuando el fútbol aún no era profesional. También jugó beisbol, pero el entrenador lo describe, sobre todo, como un hombre exigente. El ex zaguero tuvo seis hijos con Gladis Cañas. El mayor de ellos es Alí, el mundialista con la selección ghanesa.
Luego está Thamara, quien se dedicó a enseñar música. Le siguió Gerardo, traumatólogo de Estudiantes de Mérida y de la selección mayor. Unos años después nació Xiomara, quien es ingeniera. Salomón, el kinesiólogo, y la menor de todos, Inmaculada, quien se graduó en Derecho. Todos ellos, los seis nietos y la bisnieta de Ramón Alí suelen reunirse a comer cada fin de semana.
"Papá siempre nos llevaba al estadio", recordó Alí. Fue ahí donde empezó la semilla que luego fue contagiando al resto de la familia. "Para mí es un orgullo ser de la familia Cañas", confesó Joseph, el mayor de los tres hijos del ahora entrenador de Yaracuyanos, nieto de Ramón Alí, quien además de su trabajo como preparador físico, es el tutor de uno de los hijo de su tía Thamara, que también decidió estudiar Educación Física. "Creo que es un hito, no sé si alguna familia del mundo ha hecho algo así", apuntó Alí, inflando el pecho ante la hazaña.
Joseph, quien tiene un postgrado en Planificación Deportiva, tendrá los consejos que quiera, apenas cuando comience la sobremesa. "El secreto es planificar bien la preparación, aprovechar todo el tiempo posible", le recomendó Alí sobre la base de su experiencia con Ghana, segunda del Grupo E, en el que derrotaron a la República Checa de Pavel Nedved y Peter Cech y a la Estados Unidos subcampeona de la Confederaciones tres años después. "Todo el mundo ve el Mundial cuando suena el Himno Nacional y no saben todo lo que hay detrás, todo lo que hubo antes", explicó Alí, quien asegura que en esa etapa de preparación llegó a dormir apenas dos horas diarias en 15 días. "No te puedo describir con palabras lo que uno vive, lo que uno siente", explicó el entrenador, quien vio a fanáticos de Ghana besar el autobús de la selección.
Con orgullo. se siente parte de la clasificación como una pieza dentro de la estructura del fútbol venezolano y como padre de uno de los responsables. Sin embargo, su verdadero sueño no es seguir sumando mundialistas bajo el techo de la casa. "Mi sueño es ver a la selección en el Mundial, para que sienten lo que yo sentí, para que vivan lo que yo viví".


*Columna publicada en El Nacional el 28/04/2013