jueves, 12 de julio de 2012

El vuelo de su vida

Darwin Machis cruzó el aeropuerto de Maiquetía como un pasajero más. Camisa blanca de botones, blue jeans y un reloj que le queda un poco grande. Antes de subirse en el vuelo de su vida, el primero que toma a Europa, el nuevo delantero del Udinese, de 19 años de edad, es uno más entre los cientos de rostros que cruzan los pasillos del terminal. Se sienta y pide un jugo de melocotón primero y una limonada frappe después, mientras busca un enchufe para poder cargar su teléfono y despedirse de sus amigos.
No carga lentes de sol ni cadenas de oro. En Puerto Ordaz, ni siquiera tenía carro propio. En el teléfono celular aún no sabe usar la aplicación Whatsaap que le pidió Josef Martínez que instalara para poder conversar desde Suiza.
Es un muchacho tan normal que termina siendo atípico dentro del universo de los futbolistas. "Fuera de la cancha soy tranquilo, me gusta compartir con mi familia, novia y amigos", contó con su bajo tono de voz, que de a ratos se perdía entre los llamados del altavoz del aeropuerto.
Su tranquilidad contrasta con la velocidad con la que devora espacios en la cancha. Mortal cada vez que logra conectar una de sus diagonales con un pase al vacío, Machis admite que su traspaso a Europa llegó antes de lo que esperaba.

Oferta. Hace tres años, Carlos Eduardo Hernández le ofreció firmar para el Lara luego de verlo jugar un torneo de futbolito en Barquisimeto. Su madre en aquel momento le cerró la puerta, exigiéndole terminar el bachillerato primero. "No era un coquito pero terminé", aseguró el ex alumno del Colegio María Auxiliadora.
Había pasado poco tiempo del día en que Darwin se decidió por el arco y las redes. Antes llegó a ser el centerfield y primer bate del equipo de beisbol de la academia Criollitos de Venezuela en Tucupita, llegó a representar al estado en unos juegos juveniles. Jugando baloncesto y hasta chapitas, también, llegó a celebrar alguna victoria.
Es parte de "la familia de las D", como la denomina. Su hermano menor se llama Daniel y tiene 16 años de edad. Su padre es profesor universitario y responde al nombre Dennis mientras su madre, que es maestra de preescolar, aparece en la cédula como Dennys. Para diferenciarlos, él cambia la pronunciación entre uno y otro hasta que parecen dos nombres totalmente diferentes.
"Trato de aprovechar cualquier momento que pueda estar con ellos", relató este delantero que reparte goles pero economiza las palabras. Fue un primo, Miguel Machis, el que le enseñó las primeras cosas en Asojoven, una escuelita que trabaja en una de las únicas dos canchas de fútbol de Tucupita.
Desde ahí llegó a la selección estadal para los Juegos Nacionales y fue cuando a la película de su vida le pulsaron el botón de acelerado. Le anotó tres goles a Bolívar, uno a Monagas, otros tres a Táchira y uno más a Distrito Capital antes que Mineros lo reclutara. En un año marcó en categoría Sub-18, Sub-20 y en el segundo equipo antes de que Carlos Maldonado le diera una oportunidad en el primer plantel.
"Pese a estar en el mismo conjunto con otros jugadores de nombre, nunca tuvo miedo, nunca se sintió menos", contó Juan Pereira, el gerente de Mineros. En una oportunidad, el ímpetu de Machis le llevó a pedirle un hueco en el once a Carlos Maldonado. El técnico alzó la ceja y le devolvió la pelota al jugador. "Si quieres jugar tienes que ganártelo", le dijo. "Desde ahí siempre seguí su consejo", cuenta.
Debutó hace menos de un contra Estudiantes en Mérida y en el partido siguiente anotó sus primeros goles en Copa Venezuela contra Minasoro. Ahí despegó y más nunca pudieron pararlo. "Nunca me imaginé que pasaría tan rápido. Lo que soñaba era formar parte del plantel de primera", contó ahora el muchacho que a la hora de negociar su primer contrato dijo que no le interesaba el dinero.

Fantasía. En aquel momento, fantaseaba con jugar en Europa pero lo veía como una meta difícil. "¿Te imaginas el día que le meta dos goles al Manchester United?", le llegó a decir a Rhosmar Malave, la encargada de prensa de la franquicia.
Desde ayer, ese sueño no es tan lejano. Con apenas dos maletas, Machis, el mismo que hace un año no tenía pasaporte, tomó el vuelo que seguramente le cambiará la vida. El muchacho que le depositó su primer cheque a su mamá promete hacer lo mismo con el primero que le entregue el Udinese, escuadra con la que firmó por cinco años. Allá promete ser el mismo. Escuchará reguetón, no comerá vegetales y buscará ganarse el puesto como titular. ¿A qué le tiene miedo? "A las culebras nada más". Y en la cancha es difícil que consiga una.

*Nota publicada en la edición del día 12/07/12 del diario El Nacional.

2 comentarios:

  1. Muy Buen Trabajo Daniel Prat Excelente Redaccion, y de Verdad Este Muchacho Tiene talento para Brillar Exitos ..!!!!

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  2. Que buena nota Daniel, saludos. Y el mejor de los deseos y exitos en esta etapa a Darwin. Saludos desde San Cristobal.

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