domingo, 15 de abril de 2012

Petare y Caracas en una tarde sin bendiciones


Polín Páez-Pumar conoció a Fernando Aristeguieta cuando este tenía cinco años y el primero de ellos era el entrenador del Colegio San Ignacio de Loyola mientras el segundo era apenas un niño. 15 años han pasado de eso, el que era infante creció y ahora es el delantero del Caracas que se jugará buena parte de sus opciones para seguir peleando la punta, esta tarde, contra el Petare en el que Páez-Pumar es el asistente técnico.
"Yo lo vi crecer. Lo tuve desde que tenía 15 años hasta que se fue al Caracas. Recuerdo que en esa época se entrenaba dos días a la semana y jugaba el domingo, pero ya a los 10 u 11 años comenzó a pedir más", cuenta Polín quien decidió complacer la petición del jugador, y este comenzó a entrenar también con el equipo de la categoría superior, que en ese momento lo llevaba Miguel Cordero, hoy preparador físico del Caracas.
De aquellos años, el entrenador no olvida el hambre de victoria del niño Aristeguieta. "De esas ganas de ganar siempre tuvimos que conversar muchas veces, decirle que a esa edad, los 5 años, que lo importante son otras cosas. Muchos niños a veces ni sabían cómo había terminado el partido, estaban era disfrutando del juego, pero Fernando siempre quería ganar".
Entre consejos, canchas y viajes, ambos entablaron una amistad tan fuerte, que el entrenador terminó siendo elegido como el padrino de confirmación del delantero. "Yo a él lo considero casi un hijo, soy como un padre futbolístico", contó Páez-Pumar, quien durante el Apertura enfrentó por primera vez a Aristeguieta, cuando Petare venció a Caracas por 4-1. Esta tarde, el Olímpico vivirá el segundo round.
"A uno le toca enfrentarse con muchos amigos. Si lo veo antes, seguro nos saludaremos, pero ya en la cancha él será mi rival y voy a querer ganarle", contó Aristeguieta, quien esta tarde saldrá como suplente. ¿Le pedirá la bendición a su padrino? "No, este día no hay bendiciones, ni de él para mí, ni yo se la voy a pedir".

*Nota publicada en la edición de El Nacional del 15/04/2012

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