jueves, 4 de octubre de 2012

La apuesta amañada


Puede que a alguno, Salomón Rondón le parezca un tipo con buena suerte. Dejó Caracas para formarse en el Aragua, uno de los equipos que más apuesta por sus jóvenes. Ahí ganó la Copa Venezuela que le sirvió de vitrina para irse a Las Palmas. Un contrato mal hecho le permitió emigrar. Llegó a España como un chamo y el clima de la isla le ayudó a adaptarse. En su segundo año ya estaba haciendo goles y en uno de esos partidos lo vio Jesualdo Ferreira, tres veces campeón de Portugal, y cuando firmó con el Málaga se lo llevó de inmediato. En Málaga fue el líder goleador del equipo dos años seguidos, a pesar que en el vestuario estaban tipos de más cartel como van Nistelrooy, Baptista o Luque. Le fue bien.
Lo que no se cuenta en el párrafo anterior es que para abrirse paso en el Aragua, el día de su graduación lo pasó en un autobús. “Ni un refresco nos tomamos juntos”, recuerda el papá. Tampoco se cuenta que en esa Copa Venezuela él anotó varios goles importantes, entre ellos los que eliminaron al Caracas. No están las verdes que se tuvo que comer para adaptarse en Las Palmas, lejos de su familia. Ni que la atención de Ferreira se la ganó a pulso, anotando en 10 de los 38 partidos que jugó. Tampoco que en Málaga empezó cada torneo como suplente y terminó siempre como titular y figura. Como dijo Carlos Saúl Rodríguez, ex psicologo del ciclo de Páez, en su libro, “No es cuestión de leche, es cuestión de actitud”.
Sin embargo, el guión de Disney se torció. Málaga, el multimillonario equipo de moda en Europa se fue por el bajante. La mejor oferta llegó de Rusia y allá lo mandó el club. Fue el primer paso que no fue hacia adelante en su carrera. Atrás quedó la liga más mediática del mundo. Le esperaba un opaco torneo ruso, que a pesar de invertir cifras extraordinarias de dinero cada año, sigue un escalón debajo de las grandes ligas de Europa. Pero Salomón aplicó la misma receta de siempre. Torció la historia a su favor. Como cuando dejó a su familia en su propia fiesta de graduación. Como cuando se fajó para ganarle el puesto a van Nistelrooy o a Luque. Modificó las condiciones para que lo favorecieran.
La apuesta de ir al Rubin Kazan era arriesgada, pero a su manera la está amañando para su propio beneficio, con seis goles en su segundo mes en Rusia. Él no piensa en otra cosa si no en ganar y hasta ahora siempre le ha salido bien. ¿Quién se atreve a decirle que esta vez no será así? Una recomendación: no le apuesten en contra. 

FOTO Rubin Kazan. 

1 comentario:

  1. La frase de Rodríguez lo resume bien: "No es cuestión de leche..." aunque suene un poco fuerte o incluso vulgar. No obstante, es en resumen lo que le pasa a muchos jugadores venezolanos (y de otros países) con talento que terminan perdiéndose en el sedimento de ese magma centrifugado y centrifugante que es el mundo de los futbolistas en el ámbito global. Es la actitud lo que hace la real diferencia.

    ResponderEliminar