martes, 31 de enero de 2012

El último refresco de Alexander

Alexander González era apenas un juvenil de 16 años cuando Noel Sanvicente, por aquel entonces técnico del Caracas lo encontró comiendo un tequeño y un refresco. "Eso no era un tequeño, era un tequeñón. Creo que se lo había comprado la tía", recordó "Chita", dando pistas de los rasgos de un González aún adolescente.
Sanvicente venía manejando la idea de subir a aquel jovencito al primer equipo, lo que explica la molestia que lo invadió al verlo con una merienda como la de cualquier otro muchacho de su edad. "Caballero, si quiere ser jugador profesional va a tener que cuidar su alimentación", le reclamó "Chita" con esa voz ronca que lo caracteriza.
Alexander quedó de una pieza, tras el regaño apenas pudo pedir disculpas y prometer no volver a hacerlo. "Y más nunca lo hizo", afirmó el técnico quien luego le abriría las puertas de la primera división en Venezuela.
González entendió de inmediato el mensaje, y en su círculo recuerda ese momento como uno determinante a la hora de tomar el fútbol como profesión e iniciar ese rápido caminar que hoy lo llevó a cruzar fronteras y desembarcar en Suiza. Todo inició aquella tarde, el día de su último refresco.

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