domingo, 30 de octubre de 2011

Ratomir: "Estoy orgulloso de ser parte de este proceso"

Cansado de hilvanar un fracaso tras otro, en 1992, Rafael Esquivel, quien ya era presidente de la FVF para ese momento, decidió golpear el timón de la selección nacional y desde el otro lado del océano atlántico hizo viajar a un desconocido Ratomir Dujkovic (Borovo, 24/02/1946), un ex portero de la selección yugoslava y ex asistente del Estrella Roja de Belgrado, quien llegó primero para ser preparador de arqueros pero que terminó sentándose en el banquillo nacional.
En sus tres años al mando, el serbio nacido apenas pudo torcer el camino de amarguras del cuadro nacional, pero sembró una semilla. "Desde que lo trajimos las cosas cambiaron", afirmó años después Esquivel de quien tuvo la idea de concentrar el equipo varias semanas en Alemania, intentado elevar la preparación física del equipo y fomentar la convivencia del plantel criollo. Dos cambios significativos para un plantel acostumbrado a reunirse una semana antes de cada competencia.
Varios entrenadores le siguieron en la ruta evolutiva del combinado nacional en el que hoy, César Farías mantiene vigentes alguna de las premisas que intentó inculcar, con un sentido renovador, Dujkovic en su momento. "Quizás no estábamos preparados para él", comentó Rafael Dudamel varios años después sobre el serbio, a quien se le señala de revolucionar varios aspectos de la dirección técnica de los equipos.
Pese a cambiar varios de los sistemas de trabajo del equipo, equiparándolo en muchos puntos con la actualidad europea de la época, su selección apenas pudo contar alegrías como los empates en Copa América contra Uruguay (22) o el recordado partido contra Estados Unidos (3-3) y una victoria en la eliminatoria al Mundial de 1994, contra Ecuador en Puerto Ordaz por 2-1. Luego de tres años, la etapa de Dukovic había terminado.
Para él, el éxito tardó menos y en 1998 ya alzó su primer título nacional con el extinto Atlético Zulia, luego desembarcó en la selección de Rwanda, a la que clasificó por primera vez a una Copa de África y de ahí escaló al combinado de Ghana, con el que alcanzó los cuartos de final del Mundial de Alemania 2006, su mayor conquista. Sin embargo, la distancia, tanto geográfica como de tiempo, no apartaron al serbio de Venezuela, quien mantiene un apartamento que visita cada año en Margarita, y quien sigue de cerca la evolución del fútbol Venezolano. "Que alegría que me llamen de Caracas, ¿cómo está el clima allá?", dijo nada más contestar el teléfono desde Serbia con un español mucho más que aceptable y con el tono que se le habla a un viejo amigo, pese a no conocer a la persona del otro lado de la línea.

-Desde la distancia, ¿cómo vivió los últimos meses de la selección venezolana, la Copa América y el partido contra Argentina?
-Orgulloso, estoy muy orgulloso de ser parte de ese proceso de la selección venezolana. Recuerdo que en nuestra época los éxitos no eran tantos, aquella selección comenzamos a trabajarla poco a poco.

-Tampoco tenía usted tantos jugadores en el extranjero como ahora
-Claro, en aquel momento solo (Gabriel) Urdaneta se había ido a Suiza y algún otro cerca por ahí, ahora no, hay varios y están en las mejores ligas del planeta, el nivel de los jugadores en general ha subido mucho.

-Para César Farías, que los jugadores estén afuera es un paso importante para el equipo. ¿Es así?
-Muy importante, que jueguen en otros países de alto nivel futbolístico, que se entrenen y compitan a la altura de otros campeonatos les ayuda a elevar su nivel y a tener más fogueo. Y luego, cuando vuelven al país a jugar con la selección hablan con los otros y les aconseja, les transmite esa experiencia.

- ¿Qué ha cambiado en Venezuela para que la selección sea el equipo que es ahora y no aquel que usted dirigió?
-Que la Federación ha entendido que para subir hay que poder ofrecer, como se dice, facilidades a los jugadores, a los entrenadores -¿Querrá decir invertir? -Exacto, invertir más, en todos los aspectos, en eso cambió mucho la federación. Nosotros empezamos en su momento con ese cambio, sin negar el trabajo de Rafa (Santana) y de otros técnicos que han aportado su granito de arena.

-Ya en el momento que lo traen a usted de Europa se veía la intención de gastar más dinero
-Fue entendiendo lo que yo quería, que era cambiar varias cosas. Fue comprendiendo que para llegar al más alto nivel hay que invertir dinero.

-¿Pudo ver el partido contra Argentina?
-No lo he visto pero me dio mucha alegría que le ganaran a Argentina. La gente por aquí siempre me llaman y me preguntan `¿cómo es que le ganaron a Argentina o a Brasil?’, y yo no puedo dar muchos detalles porque todo esto es nuevo pero sí les digo que han cambiado mucho, siempre hablo bien de Venezuela.

-Usted ha dirigido Mundiales, sabe cuánto cuesta llegar ahí. ¿Que tanto le hace falta a Venezuela?
-Quizás le falte un poquito más, a la altura que vemos hoy en la clasificación a un Mundial, creo que le hace falta aún tiempo, no mucho pero sí. Quizás Brasil está por encima y varios otros, Venezuela ha subido mucho su nivel pero aún no está en lo más alto.

-En ese crecimiento, ¿que tan importante fue competir en Conmebol, en una de las zonas más difíciles del planeta?
-Creo que jugar contra los grandes siempre es importante para saber donde estas, y cuanto has podido subir. No importaba si en mi época se perdía 5-0 o 7-0, si luego en el siguiente partido bajabas la cosa y perdías 3-0, ya el próximo lo podías empatar y hoy estás a la par de cualquiera. Hoy el jugador venezolano no le teme a la camiseta del contrario, psicológicamente ha crecido mucho.

-Más allá de servir para medir, debe ayudar al jugador enfrentar a los grandes países
-Por supuesto, si compitiéramos en otro lugar, el jugador enfrenta, por ejemplo, a El Salvador y le gana 3-0 aquí y allá y más nunca piensa en ese partido, lo deja así. Pero contra España, contra Brasil, vas y pierdes y desde ese momento estas pensando en como puedes mejorar ese resultado para la próxima vez.

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